jueves, 21 de abril de 2022

 AFORSISMOS: 

Un compendio de cavilaciones escritas durante la pandemia del Covid-19




I
PERCUSIÓN TECTÓNICA

No era una vida muy equilibrada, pero me las apañé para escribir. 

Kazuo Ishiguro

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La literatura actual, cuanto más literaria, más aburrida.


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La participación en concursos literarios por dinero es el secreto mejor guardado de los escritores.


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Un curso de lectura rápida te enseñará a ignorar el alma de los textos.


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La moral estrangula a la literatura.


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La autopublicación es el alimento predilecto de los hongos de papel.


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Los cuerpos tatuados constituyen una protesta social inconsciente, un reclamo a la vacuidad de la escritura digital.


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El insomnio lúcido del artista es una epifanía onírica.


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La excesiva precisión en las ideas limita la imaginación.


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Por más que los artefactos de la escritura estén tejidos de aire y de sueños, la tilde ostenta, presumiendo consistencia. La vanidad del contexto es más equilibrada y más justa: nos libera del peso excesivo de los sintagmas y sugiere, como el gesto preliminar de la cópula que procrea.


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Escribir es trazar cartografías, pero un mapa es solo una representación irreal de un territorio.


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Si según la teoría del cuento, un relato contiene dos historias; entonces, la vida humana no debería medirse bajo nociones de integridad, sino de fragmentos.   


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Paradoja de la ciencia ficción: Mientras el lector se vuelve atemporal entre las páginas, todavía no ha sido posible construir la máquina del tiempo.


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Una noche de un año sin verano, nacieron dos monstruos: el del Dr. Victor Frankenstein y también el vampiro. Hijos de un bondadoso médico (Polidori) y de una tierna adolescente (Mary Wollstonecraft), ambos novatos. Tal como a Don Quijote, quien hizo a Cervantes, la obra hace al autor y no al revés.


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Una tarde leí en un artículo de sociología clásica que aprendimos la monogamia de los pájaros. Desde entonces la poesía ha sido mi única novia.



II
RUINAS DEL AMOR 


Un corazón es tal vez algo sucio. Pertenece a las tablas de anatomía 

y al mostrador del carnicero. Yo prefiero tu cuerpo. 

Marguerite Yourcenar



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Un macho es un juguete expuesto en una tienda para niños. La hembra, por su parte, es más bien un adorno.


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Toda mujer sacralizada se diluye.


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Una mujer auto-declarada como tuya se convertirá en el sueño de Chuang-Tzu.


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Un hombre proveedor esconde a una bestia de carga.


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Un cuerpo al alcance de la mano agota la caricia.


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El sexo demasiado matutino, trasnocha.


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El vocativo "amigo", deliberadamente reiterado, es un fútil intento de autoconvencimiento.


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Las manos ásperas del cónyuge pudieran confirmar los caprichos de la amante.


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El matrimonio es una prolongación del feudalismo


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La fidelidad absoluta es poligamia.


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A Occidente sólo le ha quedado una historia de amor verdadera. Se trata de Tristán e Isolda, y es un mito


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El amor, sin una controlada dosis de muerte, muere.


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Un amor auténticamente ardiente hará testigos a los árboles


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Olvidar el primer beso es la natural conducta de un corazón oxidado.


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Una mujer atraviesa el portal, llena de colores el sofá. Avanza hacia la cocina. Desde el fondo de un árbol un trozo de corteza se desprende de la botella. Nos dirigimos a la sala que ahora se tiñe de luces. Lentamente se deshace de todas sus prendas. Sabe que no precisa ser delicada, que nunca ha debido doblar mi ropa. Una vez desnuda se levanta y asciende a la biblioteca. Una mujer.



III
EL ROSTRO DE PANGEA 

En verdad, el rostro no aparece, no es fenómeno, es epifanía. 
Paul Ricoeur

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Toda cercanía esconde distancias: es la paradoja que somos.


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La imposición civilizatoria favorece el retorno de las bestias.


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Desde la cima de una frente en alto se contemplan abismos de la pobre vida.


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Le dimos a Dios un tamaño enorme para cubrir nuestro vacío.


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Existen paternidades que, por etéreas, pudieran resultar más viscerales que un vientre, no olvidemos que la verdad encarnada es también un dogma. 


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La victimización es la comodidad perfecta de los que reclaman justicia.


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La condición etimológica del testigo es la de haberse quedado sin voz. Un testigo no puede hablar; por tanto, la justicia es una inaceptable paradoja.


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La rabia, concienzudamente dirigida hacia el cuello del poder es hojilla humanizadora.


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La pretensión humana inicia con demarcar la realidad y se prolonga en la atribución de razones.


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Un conglomerado unido de empresas, comprometido con prolongar la esclavitud moderna, y respetando -eso sí-, el derecho humanitario, prescriben indispensable en el candidato a empleado la "capacidad para el trabajo bajo presión".


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La esperanza en el progreso sigue siendo el mayor engaño colectivo.


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El perdón impuesto resquebraja el yo.


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La paz discurrida desde la esfera del poder es neo-totalitaria.


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El dedo meñique del pie es prolongación de inesperados objetos.



Jalisco, México. Verano del 2021.


domingo, 15 de marzo de 2020

Taller: "Perfeccionando habilidades de lectura"

El taller ofrecerá un espacio ameno para que intercambies tus preferencias y experiencias con otros lectores, leeremos juntos, presentaremos nuestros libros favoritos u obras que sean de nuestro interés. Concienciaremos la presencia de la lectura en nuestra vida, conoceremos aportaciones científicas sobre los procesos de lectura, practicaremos la lectura oralizada con pautas proxémicas y de oratoria que desarrollarán tu sentido de la audiencia al momento de leer en público. Juntos nos haremos mejores lectores.

¡Arre!





viernes, 7 de febrero de 2020

El taller de Allan

Guadalajara, 08 de febrero del 2020

Taller de estudio y producción de cuentos

Inicia el 17/02. En Amate Editorial
Dirigido a:
Jóvenes y adultos
Institución patrocinante:
Amate Editorial

Objetivos:
Promover la lectura y escritura de relatos literarios:
- Analizar la teoría general del relato a partir de una historia que se pretenda escribir
- Compartir la lectura amena y solidaria de cuentos de autores locales, nacionales y mundiales
- Preparar un texto del género cuento que será publicado por Amate Editorial 

Duración
24 horas (1 encuentro semanal de 2 horas.)

Horario
Lunes, 07pm a 09pm 

Inscripción y selección de los participantes

El proceso de inscripción se realizará a través del formulario alojado en el siguiente enlace: https://forms.gle/yNSaHCbWsXdTCDXU7. Cubierta la cantidad de 22 participantes, los restantes estarán en lista de espera y serán convocados según orden de inscripción en caso de que los primeros inscritos se retire(n).

Costos de participación:

300$ al mes.

Metodología

A través de procesos de lectura cooperativa (también denominada solidaria) que faciliten una mejor comprensión de lo literario presente en la estructura de los relatos, del análisis de la teoría general del cuento y de la revisión de referencias diversas (conferencias, documentales, cine, podcast) que profundicen sobre el proceso de creación literaria y los procesos técnicos de composición de un relato, cada participante llevará a cabo, conforme su propio ritmo creador, la planeación, redacción y edición de un texto del género. 


Temario
Módulo 1 (febrero)
-Teoría del cuento latinoamericano: aportaciones de Horacio Quiroga, Julio Cortázar y Ricardo Piglia
-La ficción explicada por las neurociencias
-Conversatorio: qué diferencia a un escritor experto de uno novato
-Debate: ¿Es la literatura un resultado esencial de la inspiración?


Módulo 2 (marzo)
- Extrañamiento y desautomatización en el lenguaje literario 
-Inversiones y laberintos en los cuentos de Kafka y Borges
-Panorama histórico del horror. Formas del enigma en los tiempos que corren y diseminación del horror en la literatura 
-Culturas orales, lo oral en la narrativa: Narraciones extraordinarias (Poe), Llano en llamas (Rulfo) y Cartuchos (Campobello)
-Cine-foro: -Cine-foro: Barton Fink (Coen brothers), The Killing of a sacred deer (Giorgios Lanthimos) o Un cuento chino (Sebastián Borensztein)

Módulo 3 (abril)
-Introducción al proceso de escritura. La escritura como "trasvase" del pensamiento. 
-Panel: ¿Se planea la escritura de un cuento? 
-Conversatorio: escribir hoy, 60 años después del boom latinoamericano 
-Instante creativo y materialización de la producción narrativa
-Problemas retóricos del proceso de escritura: pensar el lector (audiencia). 



Bibliografía sugerida:
Piglia, Ricardo: “Formas breves”
Volpi, Jorge “Mentiras contagiosas”
Quiroga, Horacio: “Decálogo del perfecto cuentista”
Teun V. Dijk: “Introducción al análisis estructural de los relatos”
Cortázar, Julio: “Del cuento breve y sus alrededores”
Monterroso, Augusto: “La oveja negra y demás fábulas”
Benedetti, Mario: “La muerte y otras sorpresas”
Rulfo, Juan: “Llano en llamas”
Campobello, Nellie: “Cartuchos”
Freud, Sigmund: “Lo ominoso”
ETA Hoffmann: “El hombre de arena”
Hannah Arendt “La banalidad del mal”
Allan P., Edgar: “Narraciones extraordinarias”
Shelley, M. “Frankenstein o el nuevo Prometeo”

Tallerista: 

Leonardo J. Bustamante
ljbr111280@gmail.com
www.comounapalabra.blogspot.com

jueves, 25 de julio de 2019

NARRATIVAS DEL CRIMEN: Taller de estudio y producción de textos policiacos



A quien va dirigido
Adolescentes a partir de 16 años y adultos

Cómo inscribirte  

    Puedes realizar el registro a través de: https://forms.gle/mTExzWgHwnnuXXCb9. Recibirás información sobre el aporte monetario y la certificación. Cubierta la cantidad de 15 participantes inscritos, los restantes estarán en lista de espera y serán convocados según orden de inscripción en caso de que los primeros inscritos se retire(n).


  
Objetivo general
Promover la lectura del género policiaco y la escritura de textos afines al género

Objetivos específicos
-         -Conocer las diversas manifestaciones del género policiaco y de intriga
-         -Identificar elementos estructurales de la intriga, el enigma, suspenso, y horror dentro de la narrativa de crimen
-         -Diseñar un proyecto de planeación, textualización, edición y publicación (opcional) de un relato policiaco, negro o de intriga

Metodología
  A través de procesos de lectura cooperativa (también denominada solidaria) desarrollaremos realizaremos un acercamiento teórico y literario sobre el género policial y algunas de sus variantes, conforme sean identificados elementos de la estructura narrativa del género los participantes producirán un cuento


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REFERENCIAS SUGERIDAS

TEXTOS NARRATIVOS DEL GÉNERO POLICIACO O NEGRO
Díaz E., Ramón: “La oscura memoria de las armas”
Doyle, Conan: “Estudio en escarlata”
J.K. Chesterton: “La incredulidad del Padre Brown”
Poe, Edgar A.: “Los crímenes de la calle Morgue”

CÓMICS
Guarnido y Díaz Canales: “Blacksad” (Novela gráfica), I, II y III

CINE
Coen Brothers: “Fargo”
__________: “Not Country for Old men”
Frank Miller: “Sin City”
Billy Wilder: “Sunset Boulevard”
__________: “Doble idenmnity)



TEORÍA
Araujo, Orlando: “Venezuela violenta”
Bravo, Víctor: (“Relato policiaco posmoderno”). En “El señor de los tristes y otros ensayos”
Corbatta, Jorgelina. “Narrativas de la guerra sucia en Argentina: Piglia, Saer, Valenzuela, Puig”
De Quincey, Thomas: “sobre el asesinato considerado como una de las bellas artes”
Piglia, Ricardo: “Lo policiaco” (En “Crítica y ficción”)
Quiroga, Horacio: “Decálogo del perfecto cuentista”
Volpi, Jorge: “Mentiras contagiosas”



Leonardo J. Bustamante
C.I. V-15027705

viernes, 7 de junio de 2019

EL RARO SILENCIO BAJO EL GRITO


I
Era mi costumbre contemplar el ritual con el cual Keko tumbaba las persianas metálicas de la cantina del Liceo, mientras sorbía el “cunche” de café negro que me había guardado del termo. Al salir de la cantina me entregó una carpeta con las tareas de uno de mis alumnos. Ese día mi esposa tenía guardia en el hospital y mi hija pasaría la noche con sus abuelos maternos, así que no tendría tanto sentido llegar temprano a la casa inhabitada, esto lo entienden los que no tienen más de cinco años de casados, para los que el amor no ha tomado la forma de la rutina y abren los brazos a la casa vacía como una forma de paraíso. Mi caso era el contrario; o sea, un vacío de las dos flores del jardín de un romántico y sensible todavía recién casado.
Al abrirla y ver los dibujos de Ender N. recordé los trazos de una experiencia adolescente amarga que creía olvidada. En el Liceo más grande de la ciudad donde impartía clases de literatura, escuchaba apenas el rumor provocado por las hojas de los apamates del parque que me traían otra vez el olor vegetal que por años rehuí.
Había una nota en el interior del ala izquierda que decía: “Profesor, los tres dibujos son los que incorporamos al ensayo a propósito de la poética del rock en las canciones de Marilyn Manson”.
Recordé la visita de la mañana de los padres de Ender, preocupados porque el muchacho desde que comenzó a escuchar “a ese asqueroso rockero” pasaba más tiempo encerrado en su cuarto y ahora parecía atender menos las canciones clásicas que eran parte de su formación musical como violinista de la Orquesta sinfónica juvenil. Por una extraña razón el padre me parecía conocido a partir de un raro silencio bajo el tono de su voz, similar al de quien oculta algo, pero el motivo serio de la reunión elidía cualquier expresión mía de familiaridad, a cambio, debía mantenerme objetivo y pedagógico:

“–el muchacho está investigando un tema de su interés, él mismo lo eligió y yo funciono como adulto que acompaña el proceso… No se preocupen por su comportamiento que puede ser normal en la adolescencia”.

Cuando Ender se incorporó a la reunión para manifestar su punto de vista, esta tomó un giro inesperado. Fue tan cabal, directo, lacónico e incuestionable su participación que la transcribo literalmente:

“ –profesor, lo voy a decir con todo respeto: ellos se preocupan exageradamente por mí para evadir los problemas que tienen en relación con su proceso de divorcio, sobre todo mi papá que ya tuvo un divorcio”.

Disfruté con total disimulo el desencajamiento en las caras de los “cónyuges” al oír la frase, entre otras cosas porque siempre he gozado los estados de rebelde lucidez con el que usualmente brillan los jóvenes, así que rematé la reunión garantizando mi atención al muchacho.

Pero volviendo a los dibujos, en general se enmarcaban dentro de la estética del trash, con trazos deliberados, transgresivos, de manos humanas abiertas, heridas en sus palmas y desproporcionadas en relación a cuerpos que sostenían enormes cabezas de conejos con miradas profundas. Lo más parecido de este ahora musical de los adolescentes actuales con mi pasada adolescencia es la canción “Heart-Shaped Box”, de Nirvana, pionera en el desarrollo de esta estética y que Manson “involucionaría” con sonidos recuperados del metal industrial, echando por tierra la posibilidad del grunge que dio forma a una década muy fecunda para el rock alternativo.
Un cuervo sobre la copa del árbol más alto del parque gritó para atenuar el último rayo vespertino, mientras las campanas de la Iglesia San José anunciaban la Misa de seis de la tarde, y yo me detuve a contemplar en concreto la presencia de solo tres dedos en cada mano que se ofrecían como una caricatura grotesca, recordando aquella edad mía, mía pese al negro plumaje del recuerdo aciago.

II
Esa mañana me aseguré de guardar las llaves, dejando el llavero del Mundial Italia 90’ sobre el bolsillo de mi pantalón, era una figurita humana de cubos rojos y verdes con una cabeza de pelota de fútbol que seguía siendo la envidia de mis compañeros de clase del Liceo. La chaqueta “University” y la guitarra venían, porque hacía frío y era el día de práctica musical con la estudiantina.
Desde la ventana del salón se podía observar a lo lejos la edificación como un lóbrego rectángulo de bloques interrumpidos por dos torres neogóticas que comprendía el colegio de femeninas, entre una niebla que advertía la llegada de la época decembrina. La nueva chica, desmoralizada por su expulsión del Colegio de monjas nos pareció extraña por el largo de su falda que llegaba a rozarle los tobillos.
Julieta no extrañaría más la novena al Niño que acompañaba las Vísperas, ni el rosario de los viernes, tampoco yo extrañaría al niño que se despediría para siempre para recibir a un hombre descubierto bajo una falda larga de colegiala interna, y los cuatro días de fugas de clase para ir a fumar y rosar la lengua húmeda bajo la necedad amarga de la nicotina.
Enloquecí cuando a la cuarta mañana apareció con la falda recortada y desafiante, dos dedos más arriba de los muslos que la de Karly Figuera, pero el instante de enigma fue interrumpido por el grito del Director Jaime Edecio que nos anunciaba una expulsión de tres días que extrañamente no me preocupó, porque nos arrojó a Julieta y a mí a tardes enteras juntos.

Los padres de Julieta parecían bastante entretenidos en los líos de su divorcio y yo fui el primer amigo que ella llevó a su casa. Se trataba de un casona vetusta de portón desvencijado ubicada al fondo de la Zona Industrial, tenía en el estacionamiento tres vehículos antiguos que el papá planeaba restaurar para fines de colección, tarea que había postergado por años, según me decía la excolegiala, mientras me mostraba unos dibujos que bajo la inocente apariencia, escondían una tendencia obscura que vine a entender al final de los acontecimientos que motivan la producción de este relato.
La casa parecía rendida ante la invasión vegetal, el área verde que la rodeaba y que alguna vez pudo haber sido un jardín, estaba lleno de abrojos que invadían el metal, vidrio y concreto de la vivienda. Yo prefiero no revelar el nombre del padre, sobre todo porque fue esta mañana, después de dieciséis años, que vine a comprender como puede incubarse lo demoniaco bajo la forma del abuso. Eso sí, algo que nunca me he podido quitar de debajo de los tabiques nasales es el olor del musgo creciendo sobre las ruedas sin aire del Mercedes Benz 1937 Edición especial, un olor que permanece dentro de las paredes de mi nariz, obsceno, con un salvajismo vegetal que se confundió con la humedad de Julieta cuando exploramos, sobre un asiento de carro milagrosamente conservado, aprovechando la siesta etílica del padre.
Era mi primera vez y nunca pensé que no lo fuera para una ex-novicia arrojada del “paraíso”. Nadie se pregunta lo que siente un hombre la primera vez que hace el amor, en general el mundo gira de espalda a las emociones que los atraviesa, y es una pregunta prohibida: estamos condenados a carecer de sentimientos, por el honor de una “masculinidad” convenida.
Por fortuna ya estábamos fuera del cacharro cuando oímos unas palabras venidas del fondo de la casa. Eran del padre de Julieta y tenían un raro silencio bajo el grito, como del que oculta algo.
Primero fueron los dibujos, papelitos mínimos dentro de mi bolso del Liceo, luego entre mis bolsillos, como apariciones sorpresivas y desconcertantes que me estremecieron de miedo cuando la tradicional mañana de limpieza sabatina hallé bajo el armazón de mi cama, entre mi gaveta de noche y estratégicamente entre mi cuaderno de poesía. Esa noche no me senté en el borde de la ventana a practicar el riff de la guitarra de Kurt, sino que cerré la persiana, asegurándome de que me negaran ante cualquier llamada.
A la mañana siguiente mi madre me despertó con el santiamén de que cómo era posible que me llamaran a medianoche, que quién era la tal Julieta y cuál sería esa “urgencia” por la que debía devolverle la llamada. Expliqué, acudiendo a la máxima de economía del lenguaje, que se trataba de alguien que me había prestado el cuaderno de química, materia pendiente para la que estaba preparando el siguiente examen.
Mientras desayunábamos, observé el espacio que dejaba el hilo desprendido del mantel sobre la mesa y bajo el vidrio, para quedarme sin aliento al encontrar otro de sus bocetos diminutos, junto a una foto de mi hermana mayor y mis dos sobrinos, conteniendo el aliento, con el corazón a punto de estallarme debajo del pecho.
El lunes, a las siete de la mañana, como era costumbre, me sorprendió que la bandera en el patio central del Liceo se izara a media asta, la somnolencia me impedía hacer contacto visual con mis compañeros que –entre un extraño silencio– esta vez no se apretujaban inquietos en la larga columna de la sección; pero el bostezo se transformó en mueca de horror cuando oí del director Edecio: “hacemos un minuto de silencio por la trágica muerte de Julieta, estudiante de 4to “D”, hecho que es motivo de consternación para su familia y para la comunidad del Liceo J.A… En tan poco tiempo que estuvo entre nosotros, Julieta  rápidamente se hizo parte de nuestra familia Liceísta…”.

Su pupitre vacío no escapó a mi contemplación, mientras no sabía qué hacer con sus dibujos que finalmente fueron a dar a la papelera del baño de varones, rotos en mínimos pedazos, tirados con sacudidas de quien toca un animal de cuerpo viscoso, para asirme durante los próximos meses a mi guitarra, encerrado durante largas tardes en mi habitación, concentrado en no hacerme nunca aquellas preguntas, leyendo literatura para evadir, trepando por otras historias que aunque ficcionales, parecían reales, como la vida.
Desde el baño escuché los comentarios venidos del pasillo que narraban un cuerpo hinchado que en el patio de la casa y que el borracho padre descubrió, entre los matorrales, colgado bajo el brazo de un árbol enfermo.

III
Pasaron casi seis años para que volviera a acercarme a una chica, esta vez en el coro de la universidad donde cursé la carrera de licenciatura en educación, y en una casona que junto a unos compañeros de clase decidimos alquilar más por ocio que por otra cosa, cercana al campus. Allí, Vanessa, ante mi mar de dudas, me preguntó si podía ayudarme a “acabar”, a lo que expresé un cómplice no mientras me vestía, esquivando el olor a hongo que retornaba imponente, haciéndome creer que el embrujo y la maldición son pertenecen al corazón de la tierra.

IV
El timbre de mi celular interrumpió la contemplación del tercer dibujo que terminaba con la firma de Ender N. Orejuela. Allí, entre la dulce voz de mi esposa preguntándome cómo estaba y poniéndome al día respecto al ritmo de su guardia en la emergencia del Hospital Central, caía en la cuenta de la coincidencia del apellido de mi alumno.

Otra vez Julieta Orejuela aparece clara desde el fondo de mi olvido para estremecerme… Y lo juro, todavía me pregunto si alguna vez en toda la vida ella pisó mi casa materna, pero estoy seguro de una respuesta y esta es no.


Se terminó de escribir en San Cristóbal, el 07 de Junio del 2019
Leonardo Bustamante